Más fuertes y vulnerables

Los que vivimos en Lima estamos acostumbrados a que las señales de tránsito no sean respetadas, a que los conductores sean más que avezados y realicen maniobras de terror, y que el peatón sea lo último en lo que pensemos.

Todos hemos sido testigo alguna vez de una o más salvajadas de irresponsables al volante, que nos hace desear que Dios los recoja pronto. Sin embargo, ayer fue un día premiado, porque salí con mi bebé en su coche y ni bien iba a cruzar la calle veo un camión retrocediendo más de media cuadra en plena Av. Javier Prado y, en el trayecto, casi pasa por encima de una mamá con un niño de la mano y un bebé en un coche… luego, regresando a casa, me topo con un auto estacionado en diagonal bloqueando toda la vereda…. y finalmente, cuando estoy por cruzar la calle, me choco con un taxista que venía en contra por más de dos cuadras, sin importarle de que se trata de una calle transitada.

Fue un trayecto realmente corto, dos cuadras de ida y dos de vuelta, pero fueron lo suficiente como para que mi pobre hígado genere toda la bilis que no había producido en un mes. Renegué tanto, que me di cuenta que lo hacía más que antes, más que cuando no era mamá. Normalmente, renegaba, si estaba con mi vocho hasta podía responder las agresiones, y luego se me pasaba; pero ahora no. Ahora, con mi bebé en brazos o en su coche me siento mucho más vulnerable a estas agresiones. Ahora,  estas faltas realmente me indignan porque son totalmente evitables, solo se trata de seguir las reglas para que todos podamos convivir en armonía.

Creo que con la maternidad nuestro instinto de protección se magnifica, pero no me había dado cuenta que esto viene de la mano con un sentido vulnerabilidad mucho mayor. Somos capases de dar la vida por nuestros cachorros, pero son ellos ahora nuestro mayor talón de Aquiles también ¿Qué locura, no? todo esto que pasa con nuestros cuerpos y mentes gracias a la maternidad.

Hasta la próxima!

XOXO

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